sábado, 29 de mayo de 2010

Diálogo del inframundo

Estábamos sentados en la mesa, sí, comíamos. Nos llenábamos la panza de cosas dulces y basura. De la que te hace...feliz. Las golosinas de calabaza llenas de azúcar y energía para derrochar.
-Hola qué tal.
Nos dimos todos vuelta. Y, atrás, se escuchó un coro que decía "Hola". Todos se acomodaron en el piso. No había mucha luz, estábamos en la primer casa de mi tía. Esa de Villa del Parque. Los recuerdos que tengo de esa vivienda son lejanos, puros y refinados. Pero en ninguno había mucha luz, supongo que es por eso que en esta situación, tampoco la había. Ninguno de ellos medía lo que todos dicen. Era cómico, gracioso, pero no afectaba en ese momento la sorpresa que todos teníamos. Nos corrimos a un lado, como para quedar todos en ronda, frente a ellos y con actitud, sacó una vela de su manto negro y la encendió. Nos miró a todos y procedió.
-Tengo una propuesta para hacerles.
Y comenzaron todos a reírse. Se expandieron por todo el comedor y empezaron a dar saltos.
¿Extasiados?
No, nada es lo que parece. Pero quién se iba a imaginar que estos eran así. Lo monstruoso quedó totalmente de lado y mi hermano me miró abriendo los ojos descomunalmente y sonriéndome. Lo miré sin entenderlo,y me hizo una seña que no llegué a ver. Sentí que alguien me tocaba el hombro, y me di vuelta. Lo miré con una expresión inerte y dijo:
-La propuesta no es para tu familia. La propuesta es para vos. Puedo tutearte, ¿no?
-...Sí.
-Excelente. Mira, te invito a... formar parte, convertirte, como quieras llamarlo.
-¿Qué?
-Tus dientes van a ser verdes, tendrás millones de ellos comiendo de la palma de tu mano.
-¿De qué me estás hablando?
-Mírame! Soy la muerte. ¿Qué te puedo estar proponiendo?
-¿Morir?
-Por ejemplo. Pero no. Formar parte de tomar esa decisión.
Y desde el otro lado, podía ver a mi hermano abriendo los ojos descomunalmente y sonriéndome.

No hay comentarios: